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HISTORIA |
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PROTOHISTORIA
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Nada evidencia que las tierras que hoy
conforman el término municipal de Alberguería
hayan estado habitadas en el período Paleolítico.
Sin embargo, sí existen vestigios de la presencia
del hombre en tierras colindantes, durante el
Neolítico y Eneolítico (Edad de Bronce), tal y
como se desprende de los restos de los conjuntos
funerarios de la denominada "cultura de los
dólmenes", existentes en los términos municipales
de Fuenteguinaldo y Casillas de Flores.
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EDAD DEL HIERRO
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Existen abundantes fuentes de datos que
permiten establecer que fueron los "vettones",
pueblo de origen celta, quienes desde el siglo IV
antes de Cristo hasta el siglo I de nuestra
Era, ocuparon y se establecieron sobre las tierras
de la Meseta Central, habitando especialmente
las sierras occidentales del Sistema Central,
Gredos, Peña de Francia y Gata, extendiéndose en
dirección Norte, hasta los cursos de los ríos Tormes
y Duero, por la penillanura que comprenden, entre
otras, las tierras del hoy término municipal de
Alberguería. Al área controlada por este pueblo
celta se le denominó la "Vettonia" y sus fronteras
limitaban con los siguientes pueblos: Al Norte con
los "vacceos" y "galaicos bracarenses", al Este con
los "carpetanos", al Sureste con los "eburones",
"germanos" y "célticos", y al Oeste y Suroeste con
los "lusitanos".

No se han encontrado en el término de
Alberguería vestigios contrastados de una probable
ocupación y establecimiento en el mismo, del pueblo
vettón. Sin embargo, la demostrada presencia de
estos pobladores en zonas tan próximas como Ciudad
Rodrigo (Miróbriga), Fuenteguinaldo (Irueña),
Hinojosa de Duero, Lumbrales, Yecla de Yeltes, así
como Foios (Fuños), Sortelha y Guarda en Portugal,
permite extraer la conclusión de que estas tierras
formaron parte del territorio de la Vettonia.
Sus viviendas habituales eran cabañas de
piedra, de planta circular, techadas con vigas de
madera cubiertas de paja, ramas y barro, evitando
siempre las medianerías. Los poblados meseteños no
siempre se constit uyeron como
"castros" fortificados, sino que fue a partir del
siglo V a. de J.C. cuando se fue adoptando tal
fortificación de los poblados por causas que se
desconocen, pero que algunos achacan a la defensa
del área protocéltica. Cabe por lo tanto la
posibilidad, de que sean de origen vettón los restos
de construcciones de planta circular existentes en
el término de Alberguería, en el paraje
curiosamente denominado "Los Habitantes",los cuales
se encuentran sobre un otero marginal de una llanura
con ladera escarpada que termina en un arroyo, tal
como era costumbre entre los vettones.
Los vettones, eran un pueblo organizado en
pequeños núcleos familiares, cuya economía estaba
supeditada a la explotación ganadera. Son gente de
la llamada cultura hallstática o "campos de urnas",
gentes nuevas, centroeuropeas de raza aria. Tenían
un fuerte carácter jerarquizante, y se dedicaban
primordialmente a la guerra y al pastoreo, oficio
éste que realizaba una clase servil, ya que el
ganado era propiedad privada, en contraposición a
los pastos que eran comunales.
Aunque el ganado bovino y ovicaprino
constituyó, quizás, el bien más representativo de
esta comunidad, no lo fue en exclusiva, puesto que
las reservas de oro, plata, hierro y estaño
(abundante en el margen occidental de la Meseta),
desempeñaron también un importante papel.
Según Estrabón, adoraban a las fuerzas
naturales, al Sol, la Luna, los ríos y fuentes. Sus
templos estaban al aire libre en los claros de los
bosques y en las cumbres de las montañas. Construían
sus poblados en la cima de cerros de fácil defensa.
Tenían por costumbre incinerar los cadáveres,
depositar las cenizas en una vasija y junto con sus
más queridas pertenencias, armas, adornos, etc.,
enterrarlas bajo un pequeño túmulo de piedras y
cantos.
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ÉPOCA
ROMANA
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El Estado romano conquistó Hispania
mediante duros enfrentamientos armados con los
hispanos que tuvieron lugar a lo largo de dos
siglos. Durante la primera mitad del siglo II
(a.c.), la política militar de Roma para Hispania se
fundamentó en la reorganización de los
territorios conquistados, con objeto de obtener una
mayor y mejor explotación de los mismos, y en
la búsqueda de unas fronteras más
sólidas.
En el año -197 se produjo la división de
Hispania en dos provincias (Citerior y Ulterior).
Tanto la circunscripción administrativa vettona como
las tierras de sus vecinos lusitanos quedaron
incluidos en la provincia Ulterior. Esta
consolidación de fronteras supuso un serio
impedimento a las incursiones que lusitanos,
vettones y celtíberos hacían en las ricas tierras
del sur y del este peninsular, como medio para
conseguir las riquezas y provisiones que no podían
conseguir por sí mismos , dada la carencia de
tierras que padecían.
Como resultado de la guerra contra
lusitanos, vettones y celtíberos, las fronteras
romanas se desplazaron hasta el Sur de la Cordillera
Cantábrica. Posteriormente, entre los años -27
y -14, se realizó un reparto provincial que
subdividió a la antigua provincia Ulterior en dos
nuevas provincias: la Baetica y la Lusitana. Esta
última tomó al Duero como frontera Norte al
final del gobierno de Augusto, y en ella quedó
incluida la circunscripción administrativa vettona.
No han quedado vestigios que
permitan constatar la existencia de algún
asentamiento romano en las tierras del actual
término de Alberguería, pese a la demostrada
presencia romana, a lo largo de casi cuatro siglos,
en lugares tan próximos como Ciudad Rodrigo
(Augustóbriga), Fuenteguinaldo (sobre el antiguo
castro vettón), o las explotaciones mineras de
Navasfrias.
Únicamente en el "CATÁLOGO DE VÍAS
ROMANAS y CAMINOS MILENARIOS DE
HISPANIA" (Diciembre de 2002), se cita la
siguiente descripción relativa a la denominada Vía
Lusitana L76:
"Tancos-Ciudad
Rodrigo, sería parte de un camino directo de
Lisboa a Salamanca por Castelo Branco. Entraría
en España por Alberguería
de Argañán".
http://web.jet.es/gzlarias/textos/catalogo.htm#02
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ÉPOCA VISIGODA
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La España Visigótica se extiende desde el
año 409, hasta la entrada de los árabes en la
Península en el año 711. En el 409 suevos, vándalos
asdingos, vándalos silingos, y alanos irrumpen en la
Península por los Pirineos, y en el 411 se reparten
la misma, quedando la Lusitania en manos de los
alanos, bajo el mando de Audax.
En el 415 aparece en escena un
nuevo pueblo: el visigodo que, en dos años de lucha,
acaba con los alanos y vándalos y arrincona a los
suevos en la parte noroccidental de la Península. De
esta forma, el territorio Lusitano, en el que se
encontraban comprendidas las actuales tierras de
Alberguería, queda liberado de los vándalos y pasa a
manos de los visigodos, aunque la ocupación de hecho
en la Lusitania se reduce inicialmente a pequeños
enclaves de carácter militar.
La participación del Obispo de la
Diócesis de Miróbriga (Ciudad Rodrigo) en los Concilios de Toledo,
es la única referencia que evidencia la presencia de
los visigodos en la zona, salvo que sea acertada la
opinión de quienes achacan a los visigodos la
construcción de las tumbas antropomorfas talladas en
roca, en cuyo caso, habría que admitir la presencia
de pobladores visigodos en las actuales tierras de
Alberguería, dada la existencia de varios ejemplares
de este tipo de enterramientos dentro del término
municipal, y en sus alrededores.
Las luchas intestinas en el seno de la
nobleza visigoda, facilitaron en gran manera la
invasión (coincidente con el nombramiento de Rodrigo
como sucesor de Witiza fallecido en el 710) y
posterior ocupación de la Península por los árabes
tras derrotar al Rey Rodrigo en la batalla de
Guadalete.
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ÉPOCA
ÁRABE Y
EDAD MEDIA |
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Desde el desembarco de los
árabo-beréberes en Gibraltar en el 710 hasta el año
800, el dominio musulmán sobre la Península fue casi
total.
A mediados del siglo VIII nace el reino
asturleonés, coincidiendo con la sublevación de los
beréberes y el abandono por éstos de las
guarniciones situadas frente a las tribus montañesas
del Norte Peninsular. El afianzamiento y la
independencia de este reino se deben a Alfonso II,
teniendo como reflejo, en el plano político, la
creación de una extensa tierra de nadie a orillas
del Duero, que durante dos siglos mantendrá
separados a cristianos y musulmanes. Es,
precisamente, en esta franja de tierra escasamente
poblada del reino asturleonés, donde quedaron
contenidas las tierras del hoy término de
Alberguería.
La unificación de Al-Andalus por los
almorávides a partir del año 1086, y el inicio de
los ataques contra los cristianos marcaron el inicio
de la entrada en un período de crisis del reino
castellano-leonés, que desembocará en la separación
del condado portugués.
En
el siglo XI, Portugal (Portucale) tenía ya la
categoría de país, pero sus gobernantes eran
designados por los reyes de León. Así, el rey
Alfonso VI otorgó el trono del país a su hija
bastarda Teresa, cuyo hijo, Alfonso Henriques, sería
quien alcanzaría la independencia de Portugal. Se
proclamó a sí mismo primer rey de Portugal, título
que le reconoció Alfonso VII de Castilla-León en el
Tratado de Zamora en 1143.
Ya en la segunda mitad del siglo XII el
dominio por Tierra de Campos enfrentó a leoneses y
castellanos, resultando victorioso Fernando II de
León quién, seguidamente, se propuso invadir
Portugal, para lo cual decidió crear una Diócesis en
Ciudad Rodrigo, dada la necesidad de reforzar
previamente las posiciones de frontera. Esta
decisión le creó graves problemas ya que a la misma
se opusieron radicalmente los salmantinos, que
llegaron a ofrecer la ciudad al monarca portugués
Alfonso I, el cual, en el año 1179, y ante la
creciente preocupación que le suponía el
poblamiento de Ciudad Rodrigo, emprendido en
el año 1161, decidió enviar a su hermano Sancho
contra dicha villa. Las tropas de Fernando II y las
del futuro rey de Portugal se enfrentaron en
Argañal, en el término de Ciudad Rodrigo, donde
fueron derrotados los portugueses.
No
fue ésta la única vez que intervino Fernando II en
auxilio de Ciudad Rodrigo, ya que en el año 1174,
los norteafricanos componentes de una gran
expedición almohade que realizaba una incursión en
territorio leonés, intentaron sorprender a los
habitantes de la villa, aún no suficientemente
amurallada, y realizaron una campaña a marchas
forzadas para tomarlos desprevenidos. No obstante
las noticias del acercamiento almohade llegaron
antes de que lo hicieran sus tropas y los vecinos
tuvieron ocasión de solicitar apoyo a Fernando II y
de improvisar unas mínimas defensas, colocando
carros, baúles, tinajas, arcas, lechos y toda clase
de maderos. Las tropas almohades asediaron la villa
sin conquistarla, hasta que la llegada del rey de
León produjo su retirada.
En esta sazón echó el rey don Alonso
de Castilla por enduçimiento
de los Condes de Lara a don Ferrand
Ruiz de Castro del reino e fuese
para los moros con todo su linaje. E
ayuntó muchos d´ellos e
vino sobre Çiudad Rodrigo
antes que se dél aperçebiesen; mas
el mártir Sant Isidro de León
apareçió al thesorero de la iglesia
e díxole cómo un príncipe christiano
con grand poder de moros venía sobre
aquella çibdad e que lo fiziese
saber al rey don Fernando. E dixolo
luego a los de la villa e
pusieron muchas maderas porque no
era bien çercada.
E vino el dicho rey don Fernando en
socorro d´ella e peleó con ellos e
vençiolos e mató muchos d´ellos e
fueron fullendo.
http://parnaseo.uv.es/Lemir/Textos/bienandanzas/libros/Libro16.htm
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Los cristianos peninsulares, apoyados por
cruzados europeos, logran derrotar a los almohades
en Las Navas de Tolosa (1212, derrota que dio origen
a la aparición de nuevos reinos de taifas, e hizo
posible los avances de castellanos y leoneses hacia
el sur. Este avance se vio favorecido,
posteriormente, por la nueva unión entre castellanos
y leoneses llevada a cabo en el 1230 por Fernando
III.
El Rey de Portugal Don Dinis (1279-1325)
fijó las fronteras portuguesas, por el Tratado de
Alcañices firmado con el rey Fernando IV de
Castilla.
Entre los siglos XI y XIII los reinos
occidentales se hacen con grandes extensiones
de tierras, pero no disponen de hombres para
repoblarlas y, en consecuencia, la agricultura
apenas aumenta, mientras que la ganadería adquiere
un gran desarrollo puesto que, además, es más
fácilmente defendible en caso de ataques enemigos.
Las nuevas poblaciones de fronteras son en muchos
casos avanzadas en territorio enemigo, mal
comunicadas con el resto del reino y sólo pueden ser
enclavadas en lugares que permitan llevar a cabo una
política de autosubsistencia, es decir, lugares a
caballo entre la sierra y la llanura que permitan, a
la vez, el laboreo de la tierra y el pastoreo del
ganado.
En el fuero de Salamanca encontramos un
buen ejemplo de este tipo de economía mixta,
en
la que los cereales y el viñedo representan a la
agricultura, mientras que la ganadería lo estaba por
el ganado lanar, porcino, ovino y caballar. El fuero
regula el aprovechamiento de los pastos del
alfoz
(campo) salmantino, especialmente de
la zona denominada "estremo"
(frontera),
donde la ganadería contaba con la protección de
una guardia armada integrada por caballeros de la
ciudad en cumplimiento de su obligación de "anubda",
es decir, de vigilancia, que les ocupaba seis
meses anuales. Este tipo de economía mixta ha sido
el modus vivendi de los vecinos de Alberguería
hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX,
en la que se inicia una paulatina desaparición de
la agricultura y una importante disminución de la
ganadería.
El mundo rural castellano-leonés sufre
una importante regresión en el siglo XIV. Un
prolongado período de excesivas lluvias fue la causa
de un alto número de años de malas cosechas, lo que
provocó la aparición del fantasma del hambre, uno de
los grandes azotes de esta época, junto a las
epidemias de mortandad (Peste negra) y la guerra
fraticida entre Pedro I y Enrique II de Trastámara,
que causó importantes estragos en el medio rural
(destrucción de casas y molinos, matanza de ganados,
pillaje, etc.)
El apoyo prestado por la alta nobleza a
Enrique de Trastámara en su guerra dinástica se
tradujo en la concesión de abundantes mercedes a los
nobles. El mapa de la Corona de Castilla se pobló de
una amplia red de señoríos nobiliarios, auténticos
estados señoriales, en los que los señores obtenían
ingresos por los cauces más diversos: ejercicio de
la jurisdicción, gabelas, derechos de tránsito,
alcabalas, tributos solariegos, etc. El señorío era,
ante todo, un extenso dominio territorial que, según
quien fuese el propietario, podía ser de
realengo (pertenecientes al
Rey); solariego (propiedad de un noble o
magnate) o abadengo
(propiedad de un monasterio)
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